Ensayo sobre los acontecimientos del 11, 12, 13 de Abril de 2002 y la participación de las TIPS.



Ensayo de Jorge Hernández


Nada en este mundo existe por existir, todo tiene su porqué, su cómo y su para qué, todo en la vida es movimiento, el cual debe ser planificado, para que no sea errante ni al azar. “El hombre es un ser que está en parte hecho y en parte debe hacerse, vive un constante proceso de llegar a ser lo que quiere, es un proyecto abierto a su futuro y su destino es desplegar al máximo sus potencialidades, llegar a conocer y amar, superarse y mejorar” (Pablo Ríos Cabrera).
Venezuela fundamenta sus bases en una historia que se ha suscitado a través de luchas, sacrificios, triunfos y fracasos, que han forjado el destino de la nación. Historia que comenzó con la resistencia a los conquistadores europeos; tomó dimensiones libertarias con la gesta independentista; giró hacia la izquierda pre-socialista con la educación Robinsoniana y las proclamas de Bolívar y Sucre; Venezuela entonces se hizo un pueblo bravío con las centellas Zamoranas; maduró en ideología con los partidos marxistas que compartían los sueños de igualdad, justicia y libertad de las revoluciones francesa y bolchevique; se inventó clandestina con la oposición a las dictaduras militares pro capitalistas; tomó las armas contra la tiranía de los regímenes de la “democracia” representativa del puntofijismo; hizo morder el polvo a la represión neoliberal en las barricadas estudiantiles, en las movilizaciones populares, con la sangre derramada en las calles de Caracas.
Particularmente he observado en mi experiencia como a lo largo de años pasados (antes de 1999), la nación había sido gobernada de una manera reiterativa por solo dos partidos políticos que mantuvieron un monopolio de poder por cuarenta años, lo que origino que solo un grupo de personas y sus allegados gozaran de grandes beneficios, mientras que las clases populares se hacían cada vez más pobres, todo esto conllevo a que el clamor de un pueblo se hiciera oír, desatando una serie de acontecimientos que cambiaron el destino de una nación. A comienzos de 1999 Venezuela se encuentra en un panorama político totalmente diferente, se rompe con esta cadena de mando capitalista, entrando Hugo Rafael Chávez Frías, con el partido quinta república, patria para todos y otros, que lo apoyaban en su candidatura y llegan a derrotar a los partidos políticos tradicionales. En los inicios de este nuevo gobierno, existía mucha incertidumbre, la falta de claridad ideológica permitió la infiltración de posturas reformistas. Los hombres y mujeres a quienes correspondió asumir responsabilidades públicas, estaban frente al desafío de transformar un mundo social que venía siendo subyugado por el imperialismo, existía un marcado deterioro en todos los niveles; en lo social (falta de atención médica, planes de viviendas, de educación, entre otros), en lo económico (la clase alta se hacía cada vez más poderosa, mientras que la economía del país declinaba marcadamente) y en lo político (el país se encontraba en un profundo capitalismo e imperialismo).
La revolución bolivariana comenzó siendo un proceso nacionalista y populista que veía salidas a la injusticia y la opresión humana dentro del propio capitalismo. El nacionalismo bolivariano se nutre del legado de nuestros libertadores. Hugo Chávez contrasta el presente que vive nuestra nación con las circunstancias históricas vividas por Bolívar, reivindica la vigencia de su pensamiento y obra; todos sus compañeros militares reconocían en el árbol de las tres raíces -Bolívar, Zamora y Rodríguez- la esencia del proyecto de nación por reconstruir.
No obstante la sociedad actual nos ofrece un ambiente altamente nocivo para cultivar valores humanos. ¿Por qué cuando precisamente nuestra sociedad necesita con urgencia cimentar valores en sus vidas, paradójicamente se promueve corrientes de materialismo y hedonismo? ¿Crisis de valores? ¿A dónde van a parar los valores? La crisis de valores no consiste en una ausencia de éstos sino en una falta de orientación frente a cuál rumbo seguir en nuestra vida y qué valores usar para lograrlo. La crisis por la que atravesamos no es una crisis de valores en sí, sino del sentido de éstos y de nuestra aptitud para gobernarnos y orientarnos.
No basta conocer los valores, hay que vivirlos. La diferencia entre tener y asimilar es muy ilustrativa. Guardar comida en la bolsa no significa estar alimentado porque aunque la tenemos pegada no la hemos hecho nuestra. Lo mismo le sucede a esta sociedad, tienen buenos conceptos, ideas y valores, pero realmente no los han digerido, es decir no los han hecho suyos, entonces no tienen valores. Lo que importa no es saber de valores, sino llevarlos a la práctica.
El gobierno de Hugo Chávez encontró una nación en bancarrota, razón por la cual debía administrarse con austeridad en medio de un creciente clamor popular y expectativas cada vez más numerosas. Hasta entonces, ni el pueblo, ni sus gobernantes habían logrado la claridad ideológica necesaria para interpretar el momento político y su rol ante la historia.
Los primeros años de este nuevo y revolucionario gobierno resultaron muy difíciles, en el 2001 se promulgan las denominadas Leyes Habilitantes. En particular, dos de ellas apuntan al corazón del entramado político-ideológico: la ley de tierra y la de hidrocarburo. Con ellas se abría el debate sobre el control de los medios de producción con mayor peso en la tradición económica venezolana, la explotación petrolera y el régimen latifundista.
Desde antes de ese episodio, el imperio norteamericano desconfiaba del líder bolivariano, sobre todo cuando éste emprende una suerte de cruzada por recuperar la cohesión de la OPEP y con ello componer el balance mundial de la producción petrolera y su escala de precios. Los intereses imperiales comienzan a verse afectados por la audacia y determinación con que la revolución bolivariana se abre paso en medio de las adversidades.
Como nunca antes, se producen importantes acercamientos de la izquierda mundial al proceso bolivariano, se disipan las dudas sobre militarismos, reformismo y populismo; la revolución bolivariana se gana el respeto internacional. Miles de intelectuales, académicos, líderes, militantes y activistas de organizaciones de izquierda se interesan en Venezuela y para esos años el país se hace destino obligado de internacionalistas de todo el mundo.
Paralelamente mientras el país se encontraba enmarcado en estos acontecimientos históricos que cambiarían su rumbo, el mundo entero estaba siendo espectador y a la vez se encontraba en primera fila gracias al papel fundamental que tuvieron los medios de comunicación para manejar la información y mostrar un panorama completo del acontecer nacional que se vivía en ese momento, esta situación al principio fue manipulada por un grupo, y fueron los medios de comunicación alternativos y los medios de comunicación del extranjero, los que sacaron a la luz lo que en realidad sucedía cuando estaba agonizando la cuarta república, puesto que muchos de los medios informativos nacionales se encontraban bajo fuertes presiones y manipulaciones de aquellos que tenían poder e intereses en ocultar la información.
Estamos en presencia del mayor desafío de la revolución hacerla socialista y concretar tal aspiración. Todos estamos a la expectativa si el proceso avanzará o se estancará. Nunca antes, desafío alguno había cubierto con su manto de incertidumbres y esperanzas a la patria. El mundo entero tiene su mirada puesta en la revolución bonita con la que soñó Bolívar